Anoche soñé con ella otra vez. Se veía bella como de costumbre, aquella persona que buscas toda tu vida y si tienes suerte la encuentras. A causa de esto me puse a pensar en por qué entra en mis sueños tan recurrentemente. Muchas veces imaginamos a la persona que con la que nos gustaría compartir nuestra vida, imaginamos su cara, sus manos, su figura, su manera de hablar, la manera de comer, de caminar, de reír, de llorar, de dormir, de acariciarte, de besarte, la increíble manera en que nos entiende sin que digamos palabra alguna, etc. Cada detalle es cuidadosamente imaginado y a medida que descubrimos cosas nuevas que nos gustan, más complejo es nuestro personaje. Tenemos la certera convicción de que nos está aguardando en algún lugar del mundo y que al igual que tu, te esta imaginando. Al cabo de un tiempo todo el mundo que te rodea se vuelve insignificante y te quedas esperando al personaje creado por tus fantasías insensatas. El personaje nunca llega, y te comienzas a preocupar. Piensas en cuales son los lugares que visita y los visitas tú; la gente con la que se relacionaría y también lo haces. Buscas desesperadamente en cada rincón, en cada nueva persona que conoces crees verla a ella y todo es opresivo y enfermo. Te encegueces tanto buscando a tu personaje que terminas convertido en la creación de tu mente o de aquella “célebre víscera rosa” que llamamos corazón. Tu creías imaginar a la persona de tus sueños, pero eras tu mismo, viste reflejada en otra persona— personaje— lo que querías ser tu mismo, querías estar completo, ese personaje era tu complemento, lo que comúnmente llaman “tu media naranja”.
¿Qué hubiera pasado si hubieses encontrado a este personaje?
“He encontrado al amor de mi vida”—dirías tú o cualquier persona, hasta yo lo diría. Estarían juntos, estarían “enamorados”(es complicada esa palabra) y felices, pero (siempre hay un pero, no?) cuando ya te hayas nutrido de todo lo que te faltaba, de todo lo que significaba ese personaje, veras que ese personaje, antes tan amado, ahora es insignificante. Estarás alimentando un amor, ya muerto, de las experiencias que vivieron juntos y como el ser humano nunca está conforme (es nuestra naturaleza autodestructiva) después que recibiste todo lo que querías te harán falta cosas nuevas, y todo el cuento de nuevo.
Ahora que acabo de terminar de escribir esto, he vuelto a pensar en ella... he vuelto a pensar en mi.
¿Qué hubiera pasado si hubieses encontrado a este personaje?
“He encontrado al amor de mi vida”—dirías tú o cualquier persona, hasta yo lo diría. Estarían juntos, estarían “enamorados”(es complicada esa palabra) y felices, pero (siempre hay un pero, no?) cuando ya te hayas nutrido de todo lo que te faltaba, de todo lo que significaba ese personaje, veras que ese personaje, antes tan amado, ahora es insignificante. Estarás alimentando un amor, ya muerto, de las experiencias que vivieron juntos y como el ser humano nunca está conforme (es nuestra naturaleza autodestructiva) después que recibiste todo lo que querías te harán falta cosas nuevas, y todo el cuento de nuevo.
Ahora que acabo de terminar de escribir esto, he vuelto a pensar en ella... he vuelto a pensar en mi.
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